martes, 23 de agosto de 2011

Críticas: Star Trek, el mejor Abrams.

Si, sé que se ve algo curcio, lo sé, no la encontré en mejor calidad. Pero es una escena enorme,
y un plano precioso.


Continuando con este "ciclo" que, más que nada, empezó por el visionado de "Super 8", pasamos a entregaros (paso yo, duro que soy) una crítica de la anterior película del mismo director, el famosísimo productor (ironías de la vida) J.J. Abrams, creador de Perdidos, Alias, y un par de series random anuales, y al que la gente conoce por haber hecho "Monstruoso", cosa que no hizo, pero bueno. No como director.

Como director, este señor que toca el teclado en la canción de "Cool guys don't look at explosions", tiene tres películas. "Misión Imposible 3", "Star Trek" y eso, "Super 8". The End. No more. En tres películas, el tipo ha demostrado que tiene un toque particular (no esencialmente brillante, pero sí propio), que sabe rodearse de elementos comunes, tanto en lo técnico (fotografía, música) como en lo tonal (aventuras de acción las tres), y que no se ha olvidado de las raíces que le hicieron famoso, sus series, gracias a acompañarse de un Giacchino enrachado, que demuestra a cada paso que es uno de los compositores más adinados la generación.





Hay cierto rasgo común en esas luces chungo raras (lens flare) que saturan Super 8 y Star Trek, en esos ritmos endiablados que persiguen a las tres películas (más apropiado para las dos primeras que para una Super 8 que hubiera crecido horrores con tiempo para el reposo), y por supuesto, en la búsqueda de la creación de la película de aventuras definitiva. Esto lo lleva intentando una larga temporada, y espero que logre de una vez con una Star Trek 2 (12 para los puristas), presumiblemente para 2012/2013, con la que gracias a haber solucionado ya el gran problema de la primera (es absurdo los pasos del cast completo para llegar a su estatus final) puede plantear una peli de aventuras y una digna heredera de la mejor space opera. Está clara su intención de ser el nuevo Spielberg, y aunque le faltan unos cuantos danoninos (que los petisuis ya no existen, tíos), si algún día llega a eso, si consigue alcanzar su meta, no seré yo el que se queje. No ahora que Zemeckis solo hace mongoladas (¡vuelve Zeme, vuelve!).

Centrandonos en Star Trek en concreto, conviene hablar de ella e detalle, empezando por el principio (protagonizado por Chris Hemsworth, Thor, que llega a ser dificil de diferenciar del que hace de su hijo, Chris Pine), laomejor de la película, épico, hermoso, con dos o tres planos espaciales que ni Kubrick sacando fotos a una supernova, y un Giaccino que se dedica a dar una lección Williamsniana absoluta. Es una prólogo maravilloso y muy relevante en una trama que necesita de esa fuerza, de esa épica en todo momento, puesto que ese es el motor que la alimenta durante sus dos cortísimas horas, la épica, la aventura sin descanso. Es gracias a esa fuerza motriz que a la película, a diferencia de a Super 8 (sí, soy un pesao con Super 8) se le perdonan sus no despreciables errores.

Hay planos magníficos en esta película, y muchísimos rayonazos azulados (leeens flare)
que la cruzan de un lado a otro. Aquí no. Ya os enseño uno luego.

Errores que todavía no se empiezan a ver cuando pasamos de este arranque a la infancia y juventud de nuestros dos protagonistas: un limitado Zachary Quinto (Spock), que pese a todo no tiene nada que hacer para sostener estupendamente un papel que haría un mono con los ojos cerrados, y un acertadísimo Chris Pine (James Tiberius Kirk), desconocido para mí por completo, aunque luego le viera en la más que aceptable Infectados (Carriers, de dirección española), y que demuestra una solvencia absoluta toda la película para manejar a una especie de Han Solo reciclado, un rebelde sin causa medio bobo, medio genio. El personaje de Pine es uno con el que se empatiza rápido porque la película te fuerza a ello, porque es majete y porque es el protagonista de este epicentro de épica. Una acertadísima elección de casting.

Este tramo con los críos y el rebelde Kirk está logrado, introduce lo necesario para seguir adelante y pasa a presentarnos a los abundantes secundarios. A destacar, Zoë Saldaña, preciosa, y Karl Urban, que es un tío que me cae super simpático y que le veo un carisma desbordante, mas a medida que pasa el tiempo. Por el lado negativo, aparecería a un Eric Bana del maloso Nero, muy sosete para lo que él vale. Es en este punto donde aparece, a nivel de guión, uno de los dos descalabros de la película. Hay media hora en la que pasamos de: "Chicos de la escuela" a "Oficiales de máximo rango de una nave", donde no quedaría tan forzada la cosa si no fuera porque TODOS los secundarios, TODOS, sufren un level Up que ni que se hubieran puesto a farmear durante horas. Queda forzadísimo si uno se para a pensar en ello, pero hay que reconocerselo, la película no te deja pensarlo siquiera. Todo se va sucediendo a un ritmo tan jodidamente endiablado, sin descansos que valgan, que al final no te paras a fijarte en eso, y, pa que negarlo, si te fijas te la pela porque estás asistiendo a un espectáculo condenadamente divertido.

¡¡Ultra combo Luceciiiiiitas chungas (AKA Lens Flares)!!
¡Y con Simon Pegg!
Paso de entrar en más detalles posteriores de trama, excepto para mencionar el otro gran descalabro del guión, que es el tramo en el planeta nevado, donde las coincidencias cósmicas en forma de encuentros espaciales dejan mucho que desear. Por suerte, este trozo lo rescata Simon Pegg, que no sé si soy yo que le adoro especialmente (este hombre es un genio y me alegro de que últimamente no pare en Hollywood) o que mola a secas, pero dota de humor y carisma al tramo más flojo de la pelicula, tanto en imaginación (todos vimos "El Imperio Contraataca", Abrams), como en ritmo y coherencia del guión. De aquí, hasta el final, se produce un remonte que aunque no llega a alcanzar las mejores cotas de la película (el prólogo en especial) es más que digno, cojonudamente divertido, y que al quedar decorado por una BSO preciosa, te deja un regusto muy bueno en el cuerpo.

Si uno se para a pensarlo, hay muchos lugares en común con "Super 8". Personajes dispuestos en la historia como mera excusa para "hacer A" o "hacer B" o, en este caso, "homenajear a A o B". Solo dos personajes tienen entidad en la historia, al igual que en la otra, en esta son Spock y Kirk, y en menor medida, el maloso, Nero. El resto son contrapuntos o herramientas de guión, que dependiendo de la capacidad actoral del que los maneje ganan mas o menos presencia, punto. También la película intenta funcionar como un mecanismo, donde cada escena va ligada a una posterior en una conexión directa y clara, cada tramo hace las veces de una presentación argumental evidente. También tiene un ritmo abrumador, quizás mayor incluso, excesivo a veces, pero que donde en la otra da la sensación de apresurada, en esta no causa tanto perjuicio al otorgarle un brío, una tensión, con la que la película solo gana.

Son estos defectos, o quizás marcas de la casa, que Abrams quizás debería depurar para no acabar cayendo más en ellos. No está mal dotar a una película de ritmo, pero un ligero reposo no tiene porque hacerle daño. Tampoco está mal trazar un guión con precisión milimétrica (mi querido Nolan es un ejemplo) pero hay que procurar ser menos visible, menos claro a ojos del que lo ve. Y si te pones a crear personajes abundantes, procurar hacerles a todos personajes, no meras comparsas que acompañen al resto. Con esto y un bizcocho, el causante de la debacle Lost podrá acabar dándonos una película de esas que pasen para el recuerdo. Esta no llega, pero al menos anda cerca, una película dignísima, cargada de una épica y un ritmo envidiables, y con una personalidad marcada. Un gran acierto, en definitiva.

Como aviso final: no soy trekkie. Quede claro que la valoro solo como película independiente, y, sí, me la pela mucho la franquicia.

Y ahora, con ustedes, el trailer de la película y una cancioncilla con Abrams de regalo :D



1 comentario:

  1. La presentación de la Enterprise mola mil, y Mark Whalberg lleva un gorro.

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